Como cada año durante la estación de invierno, Kai no come con tanta frecuencia y de hecho casi no chapotea para pedir su comida diaria. Se pasa el día en la isla tomando el sol artificial y lo único que le apetece comer son gambas, que procuro darle por las noches.
Las gambas no son un buen alimento para las tortugas, sobre todo porque no le aportan las vitaminas necesarias para su metabolismo, pero durante dos meses al año es lo que le consiento cenar a mi grandota Kai.
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