martes, noviembre 14, 2006

Anecdotas sobre Kai

La pequeñita Kai ya tiene algunas anecdotas que contar. O mejor dicho, las voy a contar yo, su mamá.
Resulta que a la pequeñita le gusta balancearse. Pone sus patitas delanteras en la isla (la zona de seco) y ayudada por la corriente del agua, se pone a balancear, je, je. Si la vieseis: arriba, abajo, arriba, abajo... ¡le encanta!.


Luego, otra de las cosas que le encanta es la música. Cada vez que ponemos música se pone toda quietecita, levanta la cabecita y se pone a escuchar, sí, sí, así como digo. Concretamente la música electrónica instrumental. Creo que nos va a salir una Vangelis o una Jean Michel Jarre je, je.
Hace algunas semanas, cosa mía, quise darle grillitos a la peque (por eso de que tienen vitaminas). Allá fuí yo a la tienda con intención de comprarle un grillito, pero me vine para casa con 15, ya que venían en cajita y no se vendían de forma individual. Al principio me dió mucho asco, ya que me los imaginaba mas pequeñitos (y eso que de pequeña los cojía por el campo y no me parecían tan grandes). No sabía como iba a hacer para sacar uno de la caja sin que me salieran los demas. Le dejé el "marrón" al papi de Kai, je, je. Allá se puso él con unas pinzas de depilar a sacar un grillo de la caja y ¡como no! se le escapó uno, el aventurero, ji,ji. Cada vez que me acuerdo de eso me entran ganas de reir, ya que teníais que ver al grillo aventurandose por el salón y nosotros detrás.


Bueno, al final conseguimos cazarlo y fue ese el que acabó en el acuario de Kai. Así como le pusimos el grillo ¡teníais que ver a la peque! se puso toda rígida y atenta y... ¡Al Ataaque! Le salió mal el tiro. Demasiado grande el grillo para ella. Iba detrás, se acercaba y retrocedía en un me ves, ya no me ves. Ganas le tenía, pero era demasiado grande para ella.
El final de los grillos fué una vida mejor. Todos saltando por el jardin que hay delante de mi piso. Sería un final feliz, al menos para ellos, si no fuese porque sólo viven una semana y eso yo no lo sabía. Umm ¡qué le vamos a hacer!.
El final de la historia de mi peque es que se quedó sin comidita rica, rica. Cuando sea mas grande intentaré darle grillos de nuevo.
Otra cosa que me alegra un montón es la de que, cada día que pasa, se está acostumbrando mas a nosotros y no se baja de la isla cada vez que entramos en la salita. Es un gran progreso por su parte y por la nuestra una gran alegría, ya que nos daba mucha rabia y pena, que cada vez que entrábamos a cojer algo, se bajase como una loca de la isla, sabiendo que estaba muy a gusto tomando el solecito.