miércoles, marzo 01, 2017

Una mala decisión.

El día dos de enero tomé una mala decisión de la cuál aún conservo tristeza e impotencia en mi interior.
Ese día, de camino al trabajo, vi una tortuga de Florida (de orejas amarillas)en la carretera, así que la recogí, la metí en el coche y me fui al trabajo. La tortuga estaba herida en un lateral, algún animal la había herido.
Al llegar al trabajo la metí en una caja grande de cartón y empezó a sangrar por la herida. Me asusté, ya que la herida era profunda, y llamé a un centro veterinario que también trata a animales exóticos.Después de explicarle lo ocurrido y preguntarle cómo tenía que hacer para que dejase de sangrar aún me preocupé más ya que no me dió solución.
Llamé a un centro de recuperación de fauna y muy amablemente me dijeron que no me preocupase, que alguien pasaría a recogerla.
Horas más tarde la vinieron a recoger. Esa persona la llevaría al día siguiente al centro.
Al día siguiente llamé por teléfono al centro y me dijeron que aún no había llegado, que estaban de camino.Pregunté si podía llamar al día siguiente para saber cómo estaba y me dijeron que sí.
Al día siguiente llamé y me dijeron que como era una tortuga de Florida y por lo tanto, una especie exótica invasora les obligan a sacrificarlas. Que cuando llegó aún estaba sangrando pero que ya no la curaron, la sacrificaron.
Me sentí muy impotente. Yo quería que la curasen, no que la matasen. De echo si me llegan a decir que la iban a sacrificar ya vería yo cómo la curaba.
Estuve varios días muy mal, llorando por la pobre tortuga. Por la mala suerte que tuvo por mi mala decisión. 

Esta es la tortuga. Se ve la herida que tenía.

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